viernes, 6 de febrero de 2009

VOLUMEN I:

EL SITARISTA DE JAISALMER
Y OTROS CUENTOS DESCONCERTANTES
Juan José Camisón

.(Fragmentos de los 15 relatos que contiene)
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1. VENECIA SIN TI (fragmento)
La Tempestad es desconcertante simplemente. Fíjate que incluso las arquitecturas del fondo a mí me recordaron ligeramente a las arquitecturas de la Alhambra... La primera impresión es de melancolía, pero esa sensación se diluye al poco tiempo de observarlo. La naturaleza, la tormenta, la humedad del ámbito tenebroso, el inminente aguacero, se van evaporando poco a poco para dar paso a otras sensaciones mucho más complejas. Observas enseguida una situación idílica, una Arcadia serena, casi virgiliana, con ese personaje del primer plano, ligeramente apoyado en su bastón, y aquella matrona, más alejada, semidesnuda y amamantando a un niño... Mauro me dijo luego que ilustraba un pasaje de la Tebaida de Stazio, pero que había algunos críticos que opinaban que se trataba de un retrato del propio autor y su familia sin más, y que incluso muchas de las guías daban como cierto que el cuadro se inspiraba en la Hypnerotomaquia Poliphili, en cuyo caso la dama sentada representaría a Venus amamantando a Cupido, el joven al protagonista de la novela y el paisaje a un momento determinado de la misma... Pero a mí me dejó atrapada quizás por otras connotaciones menos literarias... No sé, observé en él algo amenazador que me inquietaba. Y sin saber el porqué, tuve de pronto una misteriosa comunicación con la mujer del cuadro. Sentí que me miraba a mí sola y a nadie más de aquella sala, desde su tela desconcertante y enigmática.
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2. EN TRÁNSITO (fragmento)
—Yo me bajo en la próxima parada, definitivamente. No insistas. El paréntesis tiene que cerrarse...
—Nada volverá a ser igual… À tout instant, pour un instant qui naît, le monde redemarre à zero, ¿es que no te acuerdas…?
—¿Y qué más da que me acuerde? Hay cosas que deben guardarse donde sea y no sacarlas a la luz, de nuevo, nunca.
—El amor, incluso el olvidado, es siempre una experiencia peligrosa que acaba por destrozar los conductos del corazón y del cerebro… Ahora hay muchos datos que desconocía y que me atormentarán al recordarte por las noches.
—Pues procura no volver a recordarme.
—Dame una razón...
—A lo mejor porque se vive más feliz sin ciertos recuerdos...
—¿Sin recuerdos? No hay vida sin recuerdos. Todo lo que vivimos se queda aprisionado en el pasado. Sin pasado no somos. No existimos.

—También en el pasado está escondida la pena, la añoranza... Cuando se busca en la memoria siempre se encuentra una razón para no ser feliz completamente… Déjalo correr como yo he hecho…

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3. OLOR A MADRESELVA (fragmento)
...Recuerdos de lo que fuiste cuando compartiste la experiencia de vivir con quien amabas... De lo que fue esta casa cuando la recorrías, jubiloso, con quien te llenaba las horas de paz, de gozos y de sueños. Un espacio tan lleno de emociones que ni los atormentantes veranos de esta tierra llegaban a hacer mella, jamás nunca, en la complicidad escandalosa y los afectos que, hace tanto, viviste en esta casa y quedaron repartidos, desde entonces, por todos sus rincones… Y a causa de los cuales tú te sientes ahora el ser más solitario de todo el universo, preocupado en exceso y sospechosamente por la calima densa del verano y por la llegada urgente del crepúsculo, y deambulando por las insólitas catacumbas de este museo del espanto en que se ha convertido tu solitario habitáculo desde que se marchara de tu lado para siempre..., el hombre más absurdo de la tierra, recorriendo este infierno de continuo, sólo, si acaso, transformado en soportable purgatorio cuando llega la noche y el calor que se te había metido, desde bien temprano, dentro de los sesos, te deja relajarte cerrar los párpados un rato, sobre las sábanas blanquísimas de hilo, tumbado boca arriba, en la semipenumbra que produce la luna colándose en tu cuarto... Y te da por pensar, así desnudo, que, de haber ocurrido las cosas de otro modo, todavía podrías ser una persona y no este zombi vacío y sudoroso que jadea y se agota por las estancias sin hallar acomodo en ningún sitio...


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4. EL POZO DE LAS SOMBRAS (fragmento)
A Aurora Campos se le desconcertó por completo el ritmo de las estaciones del año la tarde de verano en que su novio, Eugenio Figueiredo, se arrojó al pozo artesiano que había en la dehesa del pueblo, cuando ésta le deshizo los planes de boda con una disculpa inverosímil. Los Figueiredo habían sido de toda la vida muy impulsivos. Aurora no lo tuvo en cuenta. Sólo le dijo: mira Eugenio, mi madre está empeñada en que se case primero mi hermana Angelines porque es mayor que yo y porque dice que así se ha venido haciendo, de atrás, siempre en su familia, sin que se desplomase el cielo sobre la tierra, y quiere seguir cumpliendo con la tradición fielmente. Así que lo dejamos por un tiempo, no se te haga mal, hasta que la Angelines salga de la iglesia, con todas las bendiciones, por la puerta grande. A Eugenio Figueiredo se le nubló la vista de repente. No asimiló aquel giro de los acontecimientos en un casorio que estaba ya medio apalabrado por su madre y por toda la familia y, de momento, se creyó perdido. Dudó hasta de la ley que Aurora Campos le tenía. Llegó a pensar que, habiéndose, tal vez, enamorado de otro hombre y no sabiendo cómo decírselo a la cara sin sonrojo, Aurora Campos mismamente podía haber ideado aquella treta de lo de su hermana para salir del trance sin ambages y escabullirse de los compromisos. Pero él no estaba dispuesto a consentírselo. Y se lo dijo claro: o contigo a tu lado desde ahora para siempre o sin ti y sin más nadie para los restos...

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5. EL SITARISTA DE JAISALMER (fragmento)
(A los que vienen por primera vez en la caravana de Hiram les han contado que Jaisalmer es un bullicioso escenario donde podrán encontrar casi de todo: santones, tratantes, menesterosos y rateros, parias sumisos, ascetas mostrando sin pudor su desnudez embadurnada de jalde y de ceniza, rashtafaris de largas trenzas anudadas sobre sus cabezas, harijanes con manojos de serpientes en las manos entonando cantos irreverentes, mujeres de cabellos hasta las caderas acudiendo a los templos con las manos repletas de frutas y guirnaldas, yoguis comedores de carne cruda e inmundicias arrastrando pesos onerosos enganchados con garfios a la piel de sus espaldas, indiferentes a la repugnancia, al dolor y al sufrimiento, brahmacharis recitadores de fragmentos irreconocibles del Bhagavad-Gita, atronando las plazas y mercados, que harían palidecer al propio Krishna... Y cientos de muchachas de brillantes saris que arrojarán, desde los jharokhas y ventanas de los havelis, cataratas de polvo bermellón, corinto o escarlata, y agua refrescante mientras ellos pasen por debajo... )

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6. MI HERMANO ALEX (fragmento)
Te dieron todo lo que era mío, junto con mi ropa. ¿Lo has comprendido alguna vez? Hasta llevas mi anillo puesto en tu cochino dedo (anda, hijo mío, que conserve de ti un recuerdo tuyo para siempre). Y tuve que quitármelo y ponértelo a ti a regañadientes, mi sello de familia, que había sido de mi abuelo y de mi padre, con la F entrelazada con la A, que nada tienen que ver con los O'Brians, sino con los Aguirre. Francisco Aguirre, hermano. ¿Tú sabes lo que es eso? Llamarse Francisco Aguirre es formar parte de la Historia, y no Álex O'Brian, que suena a supermercado cutre, a película mala de cuatreros, a atracador de pacotilla de gasolineras o a luminoso de hamburguesería del estado de Nebraska... Ese anillo no te pega nada, a pesar de que estés muy mono dentro de esta caja de pasteles, toda forrada de seda blanca, con tus mejillas maquilladas como si fueras una niña. Hay que ver qué trabajo tan fino el de los de la funeraria. Hasta te han pintado los labios para que engañes al demonio.
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7. EJERCICIOS DE ESTILO (fragmento)
Pero ¿se ama altruistamente siempre o es un engaño manifiesto y sólo nos amamos a nosotros mismos? ¿No será que el deseo y la pasión que decimos que otra persona nos provoca es una forma engañosa de llamar a la necesidad perentoria que tenemos de satisfacer nuestra propia libido con otro cuerpo ajeno? Posiblemente. Y no hay que hacerse cruces, sino reflexionarlo. Te digo que te quiero porque lo que yo quiero es que me quieras. Y te lo digo porque mi cerebro ha llegado a la conclusión de que necesita la droga que tú produces para alcanzar un bienestar que, sin ti, difícilmente alcanzaría (siempre hay sucedáneos, pero no son lo mismo ni colocan tanto). Visto así, todo el entramado que en el AMOR, con mayúsculas, se monta o nos montamos, no es más que un finísimo juego de estrategias en donde yo salgo de caza para que la presa lograda me procure gozo. Así, sin más, tan escandalosamente egoísta que da miedo.
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8. GLORIA (fragmento)
Gloria solía decirle que era una perdida, que le abría las puertas de su corazón (y le ponía el culo, claro) al primer morrongo que le dijese, a la luz de la luna, cualquier por ahí te pudras, y que no se daba a valer todo lo que ella bien sabía que valía... Que, con lo lista que era, en esto de las aventuras amorosas y los descontroles hormonales se mostraba bien torpe y acomodaticia... Si ella se hubiera dado toda la importancia que tenía... Cuánto mejor le hubiese ido... Con lo avispada y garduña que era para todo lo demás...
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9. EN CASA DE MI AMIGA MARI
LAVÁNDOME EL PELO LA OTRA TARDE (fragmento)
—Te lo he dicho mil veces, Mari. Cosas prácticas. Mira, en eso los tíos lo tienen mucho más claro que nosotras. Nos tienen clasificás en dos apartaos. En ¿pa qué la quiero, pa casarme o pa follar? Pa lo primero: rollo bonito, flores, cumpleaños, llamaditas de teléfono, paseo por la ciudad, cine, terraza, cíber, meriendita... Pa lo segundo: noche, disco, copazo, casa, cama, condones... Y no hay más. En su lóbulo cerebral derecho están las buenas y en el izquierdo los putones verbeneros como nosotras. Con nosotras se baila, se morrea, se ríe, se compran gomas y se descarga la tensión acumulada durante toda la semana. Pero nadie se casa.
—Pos ya ves tú, pa lo que a mí interesa el casorio... ¿Y a ti te interesa?
—Ni me hables. ¿Tú me ves a mí de madre? ¿Qué iba a hacer yo con dos criaturas, metida todo el día en la cocina, con un marido aburrido, dos hipotecas, cosiendo las bastillas de las cortinas, un perro y una suegra?
—Pos eso, que los aguante su madre, a ellos, a sus neuras.
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10. STORYBOARD (fragmento)
Plano General Lateral (PG):
Para saber si es culpable o inocente...
—Verá... Yo no creo que las cosas sean siempre tan sencillas como uno pretende. Casi nunca se dan blancas o negras, como nos gustaría que fueran, para aplicarles un veredicto instantáneo y permitir, de ese modo, que nuestro juicio quede libre de la maquinación y de la horrible duda. No... Mi marido...
Primerísimo Plano (PPP): La frente de Soeur Catherine desciende lentamente, mientras su mirada fija a Madame Véronique desde esa posición baja en un picado. Largo silencio...
—Su marido...
Contraplano: Véronique, visiblemente acalorada.
—Es que no puedo comprender que un hombre, en su lecho de muerte, no llame a su esposa a la hora de rendir su último suspiro y, sin embargo, pida que lo consuele una monja desconocida y encerrada en un lejano monasterio perdido en el último rincón de la tierra... Es todo tan absurdo, tan incomprensible...
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11. EARTHQUAKE (fragmento)
...De ahí a imaginarlo en la posición del hombre vitrubiano de Leonardo da Vinci, debajo de la tierra, había sólo una rauda conexión entre dos neuronas del cerebro. Pero aquello no era fácil de asimilar, así de golpe, ni cabía en cabeza humana, pues de ser eso de tal modo, el tamaño del joven sería descomunal y tan desmesurado que sus pies estarían muy por debajo del sial, casi en contacto con la sima del planeta. O por lo menos cerca. Y eso era ya mucho imaginarse.
maxo, t cgas ls ptas abjo si lo ves. wpo, wpo d wevos. m ermno stuvo anxe. weno, dce k mola cntidd. kes a top. t spermos nel adrve y t viens cn nstrs a vrlo. 20. vs a alcinar x 1 tubo. su toxa es + grnd k to tu, tio. l ijopta cmo s lo abrà mntao pa skar la cabza x aì. yo lo flpo colga. dce l yeni k cmo tndrà la poya dgrnde. 20 enga, ns vms...
Dicen que, tras resquebrajar los últimos dos nuevos agujeros para intentar sacar por ellos los dedos de las manos, abrió los ojos grandes como platos, y fue como si una atracción de feria hubiese iluminado todas sus bombillas… Una monja venía contándole a la otra por el Arco de la Estrella que eran azules como las aguas del Egeo, trasparentes como las olas de los cayos del Caribe, y bordeados de hileras de tan tupidas y larguísimas pestañas que parecían dos lagos sembrados, en sus orillas, de cipreses...
stoy yegndo. n irse sn mi, mrcones, xk s k n ay autbus y trdo mxo, k voy a pta, pro yegar yego nsguia, enga, y dil a l yeni k si kiere poya grnde kaora ablmos.

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12. EL GIRO DE LA TIERRA (fragmento)
Hubo un tiempo, hace miles de ciclos, en el que los hiperseres se vieron obligados a emigrar hacia planetas lejanísimos, mucho más benignos y menos peligrosos y contaminados que los que ocupaban hasta entonces. Estaba en todos los programas y en todos los archivos. Era bien conocido el episodio. Esquilmadas consecutivamente las cortezas de los seis últimos planetas, y dominados como se vieron por las máquinas cerebradas y por los cíborgs, que se fueron adueñando de todos los lugares habitables conocidos inexorablemente, los hiperseres no tuvieron otra opción que abandonar la Vía Láctea en un larguísimo periplo hasta instalarse en el planeta Oronot, cerca de la gran Muralla Sloan, tras aclimatarse durante dos milenios en el sistema solar de Ganimedes, cerca de Sirio. Pero todo está como envuelto en una nebulosa dentro de sus evocaciones (de hecho, en este capítulo de Ozimantias, los acontecimientos visionados no están tampoco nítidos: hay enormes tormentas con increíble aparato eléctrico y velocísimas auroras boreales, nubes de gases anaranjados y violáceos, cuerpos celestes irreconocibles, naves inidentificables, civilizaciones poco consuetudinarias, sistemas de supervivencia nada habituales... que, más que aclarar los hechos, los enturbian...

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13. LA TORRE DE LOS SIETE PISOS (fragmento)
...El religioso se quedó paralizado. Lo que aquel personaje relataba en su cuaderno era su propia vida. Él mismo era fray Juan de Villamediana y aquello que escribía de él era la oscura respuesta que había estado buscando a todos sus extraños procederes a lo largo de todos estos últimos años. Se palpó la cabeza para cerciorarse de que no se trataba de un mal sueño. Se pellizcó los brazos. Aguantó en la garganta un alarido que estuvo a punto de inundar todo el recinto ya casi color púrpura. Sin dilación ninguna, y ya sin miedo, giró al escribiente para ponérselo de cara y averiguar quién era y por qué sabía todo aquello de su vida... Y lo que sus ojos vieron lo dejaron sumido en una estupefacción más terrorífica que la sorprendente lectura de su propia vida sobre aquel legajo: era otro fraile de su misma regla, sin boca, sin ojos en sus cuencas, sin carne entre sus dedos ni en las mejillas, sólo con piel y huesos, petrificado, polvoriento, tétrico... Quien hacía poco rato anotaba los datos asombrosos de su vida sobre la vitela, no era nada, sino un cadáver viejo y desdentado, sin carne ya en los huesos... Y sin embargo él estaba seguro de haberlo presentido enteramente vivo, incluso caminando... Y allí no había más nadie... No se trataba de una alucinación. Lo tenía sentado frente a él con sus órbitas llenas de telarañas secas, mirándole a la cara... Lo observó de nuevo. Lo escrutó de cerca. Nada se movía...

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14. EL JARDÍN SECRETO (fragmento)
A Nuredim le baten en el pecho aleteos de pájaros que no le dejan conciliar el sueño, da vueltas sobre el lecho, desordenando constantemente las mantas y las pieles, estira las piernas y las encoge en movimientos casi involuntarios, se sienta sobresaltado encima del camastro y balbucea palabras inconexas... Hasta que logra despertar a Engái, dormido hacía ya rato.
—¿Qué tienes que no tranquilizas esta noche?
—No lo sé, amo, no puedo relajarme ni dormirme.
—¿Es acaso por lo que vamos a vivir mañana?
—Es posible, amo Engái, estoy nervioso e impaciente.
—No le adelantes a tu corazón las emociones que aún no has visto, pues muchas veces son decepcionantes, y otras sobrepasan de tal manera lo que imaginaste que, de haberlo sabido cuando las soñabas, te hubieran trastornado y no te habrían permitido sobrevivir hasta gozarlas. El momento presente es lo que cuenta. Lo pasado es pasado y ya no existe. El futuro es incierto y sólo cabe, si acaso, imaginarlo, por lo que casi siempre suele decepcionarnos por no ser fiel reflejo de lo que habíamos previsto en nuestras mentes. Sin embargo el presente es cierto y saboreable. Haz pues que éste te sea grato como una hogaza sazonada en miel y devóralo con ansia mientras puedas.
—¿Qué quieres decir, amo?
—Que te duermas ahora, y que te preocupes mañana cuando tengamos que pasar las anfractuosidades del Bashiquelé de todos sus peligros o que te emociones pasado mañana cuando lleguemos al Jardín Secreto del Ennedi, con sus maravillas. Y no al contrario.
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15. EN ALGÚN SUEÑO (fragmento)
¿Qué cómo sé estas cosas? Porque todo es elíptico y redondo. Porque mi vida es un recuerdo mutilado de la tuya. Porque yo estuve donde estabas hace un rato y fui quien ahora eres, asombrado. Y esperé inútilmente con un ramo de calas a una chica que no vino a la cita aquella tarde… Porque leo en tu ojos y en tu cara como en un libro abierto y transparente, y porque, en realidad, lo sé todo de ti hasta llegar a mí, sin ningún blanco, con todos los detalles… Tanto conozco de tu vida que podría desgranarte tu futuro, minuto por minuto. Y aconsejarte, incluso, cómo evitar que cometas los errores que, inevitablemente, habrás de perpetrar en adelante… Y aunque debo reconocer que mi mayor deseo sería protegerte, para preservarte, no voy a hacerlo nunca, pues inmediatamente dejarías de ser tú como ahora eres y habría escasas posibilidades de que yo fuera yo, así de concreto… Y nada se podría llevar a cabo sin que parte de ti y de mí se destruyeran... Estamos en distintas dimensiones, pero en una misma longitud del tiempo… ¡El tiempo! ¡Los tiempos! Los tiempos se aproximan, se bifurcan, se cruzan, o pasan uno al lado del otro sin rozarse y se ignoran… En alguno de ellos existes tú y yo no, o existo yo y tú no, y en muchas de sus formas vamos y venimos y, como en este caso, llegamos a encontrarnos…

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